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Archive for 31 de octubre de 2021

Si les digo que, en las próximas líneas, voy a escribir sobre el Nuestra Señora de Las Mercedes, habrá personas a les que le suene a chino mandarín o similar.

Para empezar, les diré que se trata de una Fragata de la armada española, construida en los astilleros de La Habana y botada en 1786. Dicha nave, estuvo operativa hasta el 5 de octubre de 1804 cuando, en un acto de piratería al más puro estilo británico, fue hundida frente al cabo de Santa María, en el golfo de Cádiz.

Si a pesar de ello, la cosa sigue sin sonarles, les diré que sobre la historia del expolio de sus restos por parte de los filibusteros de Odissey, construyó Alejandro Amenábar, La Fortuna.

Un barco que partió del puerto de Montevideo el 9 de agosto de 1804 y rindió viaje 208 años más tarde en la base aérea de Torrejón.

El expolio del Nuestra Señora de las Mercedes fue perpetrado con autorización y alevosía, pues el Odissey Explorer contaba con todas las bendiciones del gobierno español, además de estar apoyado por políticos quintacolumnistas a los que importaba más el provecho personal, que los intereses del estado.

Que cada cual decida si le interesa saber quién era presidente del gobierno español en esa época y cuanto le importaba al jefe del estado el expolio del pecio.

Lo cierto es que, a pesar da la espectacularidad del caso, las casi seiscientas mil monedas de oro y plata recuperadas, no son más que la punta un iceberg llamado “Expolio arqueológico español”

Fueron las tropas de Napoleón, durante la guerra de la independencia, las primeras que se entregaron con afición al saqueo de cuanto castillo, palacio, convento, iglesia o hacienda, encontraron en su camino y, visto lo sucedido hasta la fecha, no me extrañaría que también hubieran contado con sus propios quintacolumnistas arqueológicos.

Quien, si contó con el apoyo y la influencia del gobierno de la época, a nivel de ministro, fue el corsario disfrazado de hispanista Arthur Byne que, durante la dictadura de Primo de Rivera, expolió el patrimonio arquitectónico español y se lo llevó a Estados Unidos piedra a piedra.

Su historia es un cúmulo de actos vandálicos con el único fin de venderlos al mejor postor, que solía ser el magnate de la prensa estadounidense Williams Randolph Hearst

A pesar de ello, fue condecorado en España, por su contribución a difundir la cultura española.

Extraña manera de difundir la cultura, diría yo.

En cualquier caso, lo del expolio arqueológico en España, no ha parado y en la actualidad, existen auténticas mafias que se dedican a perseguir los descubrimientos de cualquier naturaleza, para robarlos y venderlos a coleccionistas sin escrúpulos.

Si tu lectura ha llegado a esta coma, quiero que decirte que mi interés no está en darte a conocer con detalle la situación de la arqueología en España, sino incitarte a empujar la puerta que da acceso al conocimiento de este mundo y después, que lo compartas, a ver si de una vez por todas, tomamos consciencia de que el patrimonio cultural es algo de que pertenece al pueblo y debemos ser los primeros defensores.

LA RECETA. –

No te cuento que los ingredientes están medidos, porque te engañaria.

El caso es que puse un vaso de leche entera en un calentador, la lleve a punto de ebullición, le eche 3 cucharadas de mantequilla, un vaso de harina y revolví bien hasta que se formó una masa compacta. A continuación, fui añadiendo huevos y revolviendo, de uno en uno, hasta contar tres. Mezclé 150 gramos de bacalao previamente desalado con una cebolleta, cuatro ramitas de perejil y tres ajos, bien picados. Se lo eché todo a la masa y lo fui friendo en bolitas del tamaño de una cucharada de postre colmada… Y ese fue mi almuerzo

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