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Archive for marzo 2024

Dicen que me dio un infarto y debe ser cierto a juzgar por la carajera que se montó a mi alrededor el día de autos, sábado para más señas, en urgencias de San Roque Maspalomas. 

A pesar de las caras y las urgencias, nunca sentí la cercanía de la parca, ni mucho menos divisé la figura umbrosa del barquero Caronte esperado en el pantalán de la laguna Estigia. Debe ser que mi madre tuvo algo más de tino que la de Aquiles al protegerme, porque a pesar de haberme tocado primero el talón, más tarde el espinazo y ahora el motor de la vida, sigo aquí, relatando la experiencia.

Sé que estuve cerca, porque me lo dicen los síntomas y los indicadores, pero en mi fuero interno sabía, que a mi blog le quedaban más entradas y más recetas.

Yo sentía, en lo más profundo de mi músculo cardiaco que, si mi hermano había superado una operación a corazón abierto, yo no iba a rendir por tres muellitos de mierda. En esta batalla personal de mi corazón con la medicina hubo un tiempo para la preocupación otro para la aceptación y otro para la respuesta, algunos muy divertidos.

Por razones de tiempo y espacio y porque siempre sientan mejor unas risas, me detendré en los que me parecieron entre lo divertido y lo surrealista 

EL INGRESO. –

La primera sorpresa es cuando, ya dentro de Urgencias, viene un médico y te dice:

-No sabemos si ingresarlo aquí o derivarlo al Hospital insular, pero de momento no duerme en su casa y ahí es cuando recuerdas la misma sensación del día que te montaron en un tren, con destino a Cerro Muriano sintiendo que no había vuelta atrás, con la diferencia de que ahora, el final del trayecto era incierto y sin órdenes militares.

Allí mismo, meten tu ropa en una bolsa y te dejan en calzoncillos cubierto por una bata de friselina color azul ridículo y montado en una camilla.

Es ahora cuando comienza la parte más humillante:

EL DESPOJO (entrada en la UCI).- Una enfermera, armada de tijeras, empieza cortar la bata y destroza lo que hace unos minutos era un cobertor nuevito. A continuación, dos enfermeras al alimón te despojan de tu penúltimo resto de dignidad, los calzoncillos.

Allí, encima de una camilla que se te antoja una mesa de tortura, tapado con una sábana, te arrancan lo mas preciado en ese momento, tu cordón umbilical con el exterior, tu móvil.

Para acabar de arreglarlo, aparecen unas muchachitas vestidas de blanco que después de comunicarte su nombre en plan;

  • Hola, soy Laura, Lorena, Rita, Cinthia, Chi o Isabel y soy su enfermera, para inmediatamente llenarte de agujas y dejarte como el costurero de Carolina Herrera

Junto con ellas, hay otra u otro, con uniforme color vino, que parece ser la jefa o el jefe y resulta ser el médico de turno, cuyos nombres pueden ser Estefanía, Paula o Carlos.

Bromas a parte les reconozco a todos y a todas un valor y una profesionalidad fuera de toda duda.

LA REPARACIÓN.- Intentaré resumir el proceso, para no correr el riesgo de convertir este post en un tratado sobre mi corazón, nada romántico, el caso es que tenia algunas arterias en mal estado y debían ponerle remedio. Esto incluía el traslado hasta la Unidad de hemodinámica, en las Palmas de Gran Canaria, a 56km, en ambulancia, tumbado en una camilla y en contra del sentido de la marcha, que para mi es como doblar la punta de la isleta acostado en la proa de cualquier ferry, por muy grande que sea.

La cosa estaba prevista para un martes por la tarde, pero sin previo aviso, el lunes por la mañana, mientras desayunaba, vino alguien y me dijo:

  • Eso es lo último que va a comer hoy, porque lo vienen a buscar para hacerle un cateterismo.

Mi primer pensamiento fue:

  • Si han adelantado la prueba, tengo que estar peor.  

Aunque la aclaración vino rodada con un escueto, es que apareció un huequillo, (organización con precisión suiza)

La palabreja en si ya asusta, aunque después de haber pasado por  la experiencia les diré que no es nada del otro mundo y merece la pena el mal momento que se pasa tumbado boca arriba y con la nariz trancada.

La intervención no sé cuánto duraría, pero transcurrió entre expresiones como, no pasa, dame una de tres por dieciocho, coge la pistola, vale, okey limpien un poco esa sangre para que no se asuste este hombre, amén de algunos comentarios sobre apetencias gastronómicas del personal.

Es lo que tiene la anestesia local, te enteras de todo.

El partido se saldo con el resultado:

Stent 3 Antonio Santana 0

De ahí, un corto traslado hasta la UCI, en silla de ruedas, por una angosta rampa incluyendo obstáculos en forma de bolsas de basura, que mi amable porteador, salvó con gran profesionalidad.

Allí, en la UCI, me instalaron en una camita que me quedaba estrecha de hombros y corta de piernas, que aprendí a regular al tacto, porque tenía los mandos por fuera, a la que acabaron quitando el pie para que pudiera estirar mi cuerpo.

El plan era pernoctar en la capital y regresar al sur la mañana siguiente, por lo cual atendieron mis necesidades alimenticias y si dispusieron a dedicarme sus cuidados.

En ello estaban cuando, a eso de las once de la noche, pareció el personal de la ambulancia, explicando que mi seguro había ordenado el traslado al sur, esa misma noche. Como ven, lo de la precisión suiza, seguía funcionando.

Resumiré diciendo que, con el mismo buen trato, llegue a mi UCI de origen y en las horas siguientes, me fueron despojando de todo lo pinchado, me devolvieron mis pertenencias, incluidos móvil y calzoncillos y me trasladaron a una habitación. Como me dijeron que me trasladaban a “planta”, ya me veía colgando de un árbol cual mandril zaireño, pero no, se trataba de una habitación con todas las comodidades.

Fue ahí donde conocí a otras personas, entre las que estaba David, el origen de mi premura en acabar este post, dejando la receta para más tarde.

Encontrar a una persona tan joven, con ganas de leer y que encima te de su opinión sobre lo leído, le devuelven al más remiso, las ganas de escribir.

A David… Y al resto de personas que velaron por mi salud, gracias por todo.

LA RECETA. – ENSALADA TIBIA DE LENTEJAS CON JARRETE Y BOLETUS.- A Jose Miguel, mas que mi cardiólogo, mi amigo.

Viene a ser algo así como una vinagreta, pero con la particularidad de ser tibia.

Para el engendro hacen falta los siguientes INGREDIENTES:

1/4 Kg de lentejas tipo Lanzarote, aunque si las consigues originales, merece la pena el gasto, porque el terreno volcánico aporta un sabor único a cualquier producto,

1/2 kg de jarrete de vaca o la parte baja de una pierna de cabra, Importa mucho la cantidad de gelatina que contenga la carne. Tambien

200grs de Pimiento asado.

3 chalotas o 1 cebolla roja pequeña.

2 Boletus grandes.

2 huevos duros

2 Hojas de Laurel

1 Rama de hierbahuerto

3 Ramas de perejil

1 Vaso de aceite OVE

1 Lima

1 cucharadita de Pimienta negra molida

Sal

1 Cabeza de ajos

4 Clavos de olor


Guisar las lentejas con un trozo de pimiento, sal, una hoja de laurel y la cabeza de ajos, previamente soasada. Evitar que las lentejas se desarmen. Una vez guisadas, parar la cocción con aguan bien fría, escurrir y reservar.

Guisar el jarrete en olla de presión, al menos 40 minutos, con la rama de hierbahuerto, el laurel y los clavos de componer, también puede ser en corte ossobucco, para aprovechar el aporte de sabor del tuétano. Deshilachar sin quitar el colágeno y reservar atemperado. Tiene que quedar muy bien guisado, para que el colágeno se impregne en la fibra y la textura sea casi la de un paté.

Cortar el pimiento, la cebolla y los boletus, en mirepoix, que por si no manejas la terminología, son daditos de 1cm o 1,5cm.

Poner en una sartén la mirepoix (pimientos, chalota y boletus) con 4 cucharadas de aceite y saltear , añadiéndole los dientes de la cabeza de ajos guisada, sal y pimienta. El salteado debe quedar al dente.

Poner en el fondo de un bol la sal, la pimienta, el jugo de la lima, el aceite OVE sobrante y remover con un tenedor. Añadir el salteado, la carne desmenuzada, el huevo duro picado y a continuación las lentejas.

Remover suavemente con una cuchara y servir espolvoreándole por encima perejil fresco picado, al gusto.

 

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