Cuando tenía la certeza de que nadie podía superar las burradas de Arturo Fernández, Marhuenda, Rubido y demás engendros de la mesnada fascista, resulta que aparece la impresentable presidenta del círculo de empresarios de Madrid, Mónica de Oriol y bate el récord de la estupidez, al pedir que se cree un “minisalariominimo” para aquellos cuya formación no esté acorde con lo que nos exige el mercado laboral, que por otra parte controlan y manejan ellos mismos. Cuando a esta gamberra con cara de abuela inocente, le pidieron que rectificara, no solo no lo hizo, sino que se ratificó en sus dislates, apostillando con una frase final digna de la saga El Padrino… “Porque algo habrá que hacer con ellos. Aunque mas tarde pidiera unas timidas disculpas, me permito hacerle un recordatorio y a continuación varias sugerencias.
En primer lugar, me gustaría recordarle que un porcentaje significativo de esos españoles sin formación, lo son por obra y gracia de la política inmobiliaria expansionista que puso en marcha Chema I el déspota ¿Lo recuerdan?
No me digan que han olvidado de aquel que nos metió en una guerra y vendió varias empresas públicas a sus amigos para hacer caja y convencer a los tontos de que eramos ricos.
En segundo lugar, si quiere acabar con el problemas que estos jóvenes representan, le recomiendo que repase la historia de los nazis, que vea documentos gráficos sobre Auschwitz, Mauthausen, Treblinka y los campos de concentración franquistas del Monte Hacho o Miranda de Ebro.
Ahí encontrará documentación abundante sobre las formas de eliminar el problema gastando poco, desde la inanición forzada has la cámaras de gas.
De todas formas no quiero seguir dándole ideas, porque no se cual es su currículo ideológico oculto.
El caso es que, cuando la gente se dedica a decir burradas, solo se le puede responder con una mayor, el la misma línea de pensamiento.
De todas formas hay una sugerencia que no le hago, porque ya la han puesto en práctica de facto. Me refiero a la expulsión soterrada de mas de cien mil jóvenes que se han visto obligados a abandonar su patria para buscarse las lentejas.
LA RECETA.-
Hoy viene como anillo al dedo una receta a base de pescado, cuyo nombre puede etiquetar sin problemas a Esta “sujeta”. Se trata de Japuta (palometa en Andalucía) en salsa de tomate. Quiero expresar mis mas sinceras disculpas a la palometa.
LOS INGREDIENTES.-
1kg de japuta hecho filetes
4 Tomates maduros
½ Cebolla pequeña
½ Pimiento verde
3 dientes de ajo
1 Cucharada pequeña de pimienta verde en grano.
1 Taza de harina de garbanzos.
1 Manojo de perejil.
3 hoja de laurel.
Aceite de oliva virgen extra.
1 Cucharada de vinagre.
EL PROCESO.-
Salpimentar los filetes, mojarlos con el vinagre y pasarlos levemente por harina de garbanzos. Freírlos en el aceite muy caliente durante 30 segundo por cada lado para que queden crujientes por fuera, pero semi guisados por dentro. Apartar el pescado y usar parte del aceite para hacer un refrito con el laurel, la cebolla, el pimiento, los tomates bien picados y la pimienta verde. Cuando el refrito esté hecho, se ponen los filetes dentro de la sartén y se bañan con la salsita dejándolos dos o tres minutos. En el último momento, se le pone por encima el perejil bien picado y se deja reposar durante cinco minutos para servirlos acompañados de unas buenas papas sancochadas… ¡Y pan!
Después de desearle los buenos días, cosa que haría con un beso en la mejilla si nuestros caretos estuvieran frente a frente, agradecerle la nota política en la exposición hecha.
No hay que perder de vista quiénes han sido los verdaderos artífices de la situación laboral y, por arrastre, social que estamos padeciendo los pilares fundamentales de la masa social en este país, medio disuelto: Los mayores, los grandes, los titulados y los chicos, osease los que estamos metidos en ese encuadre que da la cuantía del salario o beneficios que malamente llega a los mil euritos.
Los Mayores: jubilados que gracias a su pensión, la cual nadie les ha regalado sino que han sido ellos los que con sangre, sudor y lágrimas, han ido acumulando durante toda su vida laboral, mantienen su casa y a los suyos, léase hijos en paro y que en algunos casos vienen acompañados con sus parejas e hijos propios.
Los Grandes: la «pinza» de edad comprendida entre los 45 y 65 años, con trabajo, por cuenta ajena o propia, que batallamos para seguir adelante de «aquella manera» en el día a día, sintiéndonos cuasi «privilegiados» por seguir siendo protagonistas de una realidad laboral que cada vez desampara a más y más de este grupo. También amparamos a parte de los dos siguientes grupos, cargando con los gastos de su manutención, desarrollo y especialización en gran parte.
Los Titulados: grupo comprendido entre los 30 y 45 años con carreras universitarias o módulos especializados, en el que muchos son los llamados «mil-euristas», o otros que aún no tienen trabajo, ya no digo «estable», sino que muchos aún no se han estrenado laboralmente o que trabajan a modo parcial haciendo «lo que me sale». Intentan coger el tren laboral en el que han visto a sus padres o abuelos y que aún lo ven como «el dorado», pero que ven difuminarse cada día más y más sin nada que garantice que ese es el camino adecuado.
Los Chicos: de 18 a 30, inmersos en ese mundillo difuminado en el que, como decía el poeta, «nada es verdad y nada es mentira…», que están viendo que las luces que los alumbran no los llevan por el camino del desarrollo humano y equilibrado…por lo que, para ellos, esta sociedad es una «mierda»…y se idignan, y algunos protestan.
…y así seguirá siendo mientras no cambien, los que nos representan políticamente, de definición de política, en vez de la que practican hoy: el arte de enredar para no decir ni hacer, a la de: el arte de pensar en la solución y debatir para el consenso.
En cuanto a la receta de la «Japuta», palometa también en Canarias, ende que pueda, la practico y me la jinco!
¡Oiga, me gustó!
Salud
Buenos días, y porque no hacemos algo mas positivo, que nos digan que empresa es la que tiene la susodicha y todos los ciudadanos dejamos de usar sus productos, así no la volvemos a molestar más.